Luces buscan sombras es un poemario en dos partes prácticamente iguales.

Ahora bien, la luz y las tinieblas no son principios simétricos, sino que la luz es manifiestamente la protagonista del mundo. Ella revela lo que conocemos y somos, mientras la sombra se retira a aquellos rincones donde la luz no llega. La luz avanza inexorable, si bien la sombra no desaparece por completo.

Cabe invertir el título, Sombras buscan luces, para abordar esta misma idea en otro plano. Las sombras toman ahora la iniciativa como antihéroe, como esa parte oculta y reprimida de nosotros que se ramifica hasta los instintos. Dolorosamente la sombra aflora a la superficie, pero la luz, de nuevo, no termina de disolverla por completo.

Son símbolos de una hondura inagotable: la luz que lo llena todo, la sombra que se oculta en los minúsculos espacios restantes.